8 de julio de 2005: Nael muere en el Centro de Educación Infantil "Los Pitufos"
Llamé a mi marido y cogí su tarjeta de la seguridad social por si fuera necesario acudir al hospital. Según iba caminando mi cabeza le daba vueltas una y otra vez a la frase de la llamada: "su hijo tiene un problema respiratorio"; poco a poco la angustia me iba recorriendo todo el cuerpo al pensar que mi hijo no enfermo ni sufría de ningún tipo de afección pulmonar; entonces, ¿qué tipo de problema podía tener? Esta pregunta me hizo acelerar el paso y de pronto me puse a correr, al iniciar la calle de la guardería, vi la ambulancia del SAMUR delante de la puerta del centro: !Esta vez me ha tocado a mí! !El SAMUR está ahí por mi hijo!
Cuando llegué, las dos cuidadoras presentes y la directora del centro lloraban y me impidieron acercarme a mi hijo, con el que se encontraba personal del SAMUR intentando reanimarle. Miré sus piernas y las vi amoratadas e inmóviles, llamé a uno de mis hermanos, médico en un hospital de Madrid. Mientras veía cómo mi hijo yacía en el cambiador, me resistía a creer lo que estaba viendo y escuchaba a mi hermano que me decía que siguieran reanimándolo, que los bebés pueden reaccionar después de cierto tiempo. Multitud de ideas pasaron por mi cabeza: lesiones cerebrales, discapacidad, etc. sin embargo, su color, su inmovilidad y tal vez algo dentro de mí, me decía que todo se había acabado. Llamé a mi hermana y sólo podía decirle que mi hijo se estaba muriendo ante su incapacidad de poder ayudarme.
Ese día todo acabó ahí, con las declaraciones a la policía y la mirada culpable del personal de la guardería.
Volví a casa andando, con las manos vacías;